Esta obra que representa al santo jesuita fue realizada por Juan Martínez Montañés en 1610 con motivo de la beatificación del mismo. Será Francisco Pacheco, quien la policrome y la identifique en su “Tratado de la Pintura” como obra segura del maestro alcalaíno. Está realizada en madera de cedro y aunque en origen era imagen de maniquí destinada a ser vestida, hoy la encontramos revestida con hábito negro realizado mediante la técnica de telas encoladas, que le fue añadido entre la segunda mitad del siglo XVIII y el XIX.
Durante el año 2010, con motivo de su traslado a la National Gallery de Londres , donde participaría en la exposición Lo sagrado hecho real, fue sometida a una intervención de restauración integral por un equipo de expertos formado por Carmen Álvarez Delgado, Ignacio Bolaños Figueredo y Manuel Pedro Franco Rufino.
